Objeto de la Criminología (Delito, Delincuente, Víctima y Control Social)
El delito
El delito es un elemento muy importante para poder examinar la criminología desde el punto de vistas de un delincuente. A través del tiempo, esta figura ha sido entendida de diversas maneras: desde el "criminal de nacimiento" planteado por Cesare Lombroso, hasta las perspectivas contemporáneas que ven el delito como un resultado de una mezcla de elementos tanto personales como del entorno y emocionales.
Desde esta perspectiva, el delito no se reduce solo al Código Penal definido como tal, sino que se estudia su génesis, sus motivaciones, sus consecuencias y sus contextos. El delito es entendido como una manifestación de conflictos sociales no resueltos, de desigualdades persistentes o de fallos en la educación, fallos de la integración en la sociedad y poder llegar a cohesión social. Por ello, la Criminología crítica cuestiona incluso la selección de conductas que el Estado decide criminalizar, señalando que lo legal no siempre es lo justo.
Además, la Criminología estudia las estadísticas delictivas, las zonas con mayor incidencia, la evolución de los delitos, los factores de riesgo y la percepción ciudadana sobre la seguridad. Todo esto llego a permite ir más allá del acto en sí para indagar en todas las raíces del comportamiento delictivo.
El delincuente
El segundo componente del objeto del estudio de la criminología es el delincuente. A lo largo de la historia, este sujeto ha sido objeto de múltiples interpretaciones: desde el “delincuente nato” propuesto por Cesare Lombroso hasta los enfoques actuales que consideran al infractor como el producto de una combinación de factores individuales y sociales.
La Criminología moderna rechaza visiones deterministas y esencialistas del delincuente. Ya no se le considera únicamente como un “anormal” o un “monstruo social”, sino como una persona con agencia, influida por su entorno, pero capaz de tomar decisiones y de poder cambiar. Este enfoque reconoce la importancia de factores como la exclusión social, la violencia intrafamiliar, la falta de educación, la drogadicción, y la falta de oportunidades laborales, con estos ellos llegan a justificar el delito.
Además, la Criminología analiza la tipología de los delincuentes: ocasionales, profesionales, juveniles, de cuello blanco, entre otros, así como sus trayectorias delictivas, motivaciones y procesos de rehabilitación. El fin es comprender al sujeto en su contexto para desarrollar estrategias efectivas de prevención, intervención y reinserción en la sociedad.
La víctima
Durante mucho tiempo, la víctima fue una figura ignorada en el ámbito del Derecho Penal y, por extensión, en el análisis criminológico. Sin embargo, el desarrollo de la Victimología ha permitido incluir a la víctima como parte fundamental del objeto de estudio de la Criminología.La Criminología moderna se interesa por la victimización primaria, secundaria (por parte del sistema) y terciaria (cuando la víctima es revictimizada por la sociedad), así como por la prevención del delito desde la perspectiva de las víctimas. Esto ha podido llegar a paso de enfoques restaurativos que buscan no solo castigar al delincuente, sino también reparar el daño y empoderar a la persona que llega a ser afectada.
El control social
El cuarto eje del objetivo del estudio de la Criminología es el control social, entendido como el conjunto de mecanismos, normas, instituciones y prácticas que llegan a regulan la conducta en sociedad. El control puede ser formal, ejercido por instituciones como la policía, los tribunales y las cárceles; o informal, ejercido por la familia, la escuela, la comunidad, los medios de comunicación, entre otros.
La Criminología estudia cómo se establecen las normas, quién decide qué conductas deben castigarse, y cómo opera el aparato punitivo del Estado. Se analiza si el control social es equitativo, si reproduce desigualdades o si se aplica de manera selectiva según la clase social, el género, la etnia o edad.
Autores como Michel Foucault han criticado que el control social moderno no solo busca sancionar, sino también vigilar, normalizar y disciplinar a los individuos para que se puedan reintegrar en la sociedad. Esto lleva a reflexionar sobre el poder oculto que ejercen las instituciones en nombre del orden y la seguridad. La Criminología crítica plantea entonces la necesidad de revisar los discursos de “control” y “seguridad” para evitar abusos y poder fortalecer los derechos humanos.
Interrelación de los cuatro elementos
Si bien cada uno de estos cuatro elementos puede ser analizado por separado, lo cierto es que cada uno está estrechamente interrelacionado. No se puede comprender el delito sin estudiar al delincuente; no se puede intervenir en la conducta delictiva sin considerar a la víctima; y no se puede hablar de justicia sin analizar el control social y sus efectos. La Criminología como ciencia integral articula que estos componentes para construir explicaciones completas, coherentes y útiles para la transformación social.
Conclusión
El objeto de la Criminología es tan amplio como necesario. Estudiar el delito, el delincuente, la víctima y el control social de forma integrada permite a esta disciplina ofrecer respuestas más humanas, realistas y efectivas ante todos los desafíos de la criminalidad. Solo a través de una visión compleja, crítica y comprometida, la Criminología podrá cumplir con su rol social: comprender para transformar.
Referencias
Foucault, M. (1975). Vigilar y
castigar: Nacimiento de la prisión (Trad. H. Pons). Siglo XXI Editores.
Christie, N. (1981).
Conflictos como propiedad. Revista de Derecho Penal, (1), 15-25.
Garland, D. (2005). La cultura
del control: Crimen y orden social en la sociedad contemporánea. Gedisa.
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